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Los Borucas: cultura viva, máscaras y el Juego de los Diablitos

Máscara Boruca tradicional realizada por Víctor Hernández . IMAGEN MARVALEOD.  ...La niebla baja se cuela al amanecer entre los pliegues de la cordillera de Talamanca, a veinte kilómetros de la frontera con Panamá. Allí, en lo más alto de un valle verde, se despierta el pueblo boruca: el gallo canta, el humo de los fogones se eleva en espiral y el rumor del río Grande de Térraba acompaña la vida cotidiana. A primera vista, el pueblo parece un puñado de casas de madera rodeadas de vegetación y parcelas de maíz, pero detrás de esa calma se esconde una de las culturas indígenas más tenaces y orgullosas de Costa Rica. Con poco más de dos mil habitantes dispersos en 140 km² de reserva, los boruca —o bruncas— han mantenido su identidad frente a conquistadores, misioneros y la modernidad del siglo XXI. Su secreto: una memoria colectiva cimentada en leyendas, máscaras de madera y un festival que cada diciembre revive la lucha contra los españoles... Un territorio, una lengua, una comunidad...

La Santa Compaña: Leyenda Gallega de la Procesión de Almas

Procesión fantasmagórica en un bosque gallego representando la Santa Compaña. IMAGEN MARVALEOD.

En las noches más oscuras de Galicia, cuando el viento sopla entre los bosques y los perros aúllan sin razón aparente, puede que no estés solo. Tal vez —cuenta la leyenda— estés siendo testigo del paso de la Santa Compaña: una procesión de almas errantes que, en silencio sepulcral o entre susurros de rosarios y campanillas, recorre los caminos en busca de lo que no ha sido resuelto en este mundo.

¿Qué es la Santa Compaña?

La Santa Compaña es una antigua leyenda del folclore gallego, aunque también tiene variantes en Asturias (como la Güestia), León, Extremadura, el norte de Portugal y otras regiones de España. Es, en esencia, una comitiva espectral formada por ánimas en pena que vagan en procesión durante la noche. Van envueltas en túnicas negras, descalzas, sosteniendo velas cuyo olor a cera puede percibirse mucho antes de que alguien las vea. Pero no todos las ven… y quienes las ven, a menudo, desearían no haberlo hecho.

La procesión suele estar encabezada por una figura muy especial: un mortal vivo. Este portador de la cruz y el caldero de agua bendita no siempre recuerda su participación nocturna. Durante el día solo presenta síntomas: palidez extrema, debilidad progresiva, una mirada perdida. La única forma de liberarse es pasarle la cruz a otro incauto, marcando así el relevo de su castigo.

¿Qué anuncian?

El propósito de la Santa Compaña no es aleatorio. Su aparición suele anunciar la muerte próxima de alguien. En otras versiones, visitan a los vivos para reprochar errores o incluso imponer castigos: quien comete una falta grave puede ser forzado a encabezar la procesión hasta que otro tome su lugar. En cualquier caso, su paso es un mal presagio.

¿Cómo reconocer su presencia?

Aunque muchas veces no se las ve, hay signos inequívocos de su llegada:

  • Aullidos de perros, huida repentina de gatos.

  • Silencio absoluto en el bosque, roto solo por campanillas lejanas.

  • Un olor penetrante a cera quemada en el aire.

  • Viento súbito sin causa aparente.

  • Y si te los cruzas, no todo está perdido. Hay formas de protegerse.

¿Cómo librarse?

El folclore ofrece varios rituales defensivos:

  • Dibujar un círculo en el suelo y entrar en él.

  • Acostarse boca abajo sin mirar atrás.

  • Llevar siempre una cruz encima o tener ambas manos ocupadas (con una piedra, un palo… lo que sea).

  • Gritar "¡Cruz ya tengo!" si alguien intenta pasarte la cruz.

También se dice que estar en un crucero (una cruz de piedra en los caminos) puede ofrecer protección.

Variantes en otras regiones

Aunque Galicia es la cuna de esta leyenda, sus ecos se extienden por otras tierras:

  • En Asturias, se le conoce como la Güestia y da tres vueltas a la casa del moribundo antes de llevarse su alma.

  • En Extremadura, un "Corteju de Genti de Muerti" —dos jinetes espectrales— cabalga por los pueblos antes del amanecer.

  • En León y Zamora, aparece la figura de La Estadea, un alma sin rostro que huele a sepulcro.

  • En Granada y Almería, procesiones de muertos surcan las carreteras y bajan por las cuestas con nombres tan reveladores como “la Cuesta de las Ánimas”.

  • Incluso Miguel de Cervantes hace eco de esta leyenda en Don Quijote, cuando confunde una procesión nocturna con demonios del otro mundo.

La misa de ánimas: cuando los muertos ofician misa

Algunas versiones de la leyenda incluyen un relato especialmente macabro: la misa de ánimas. Se celebra de noche en una iglesia iluminada, pero vacía de vida. Solo un vivo, por azar o por curiosidad, entra y presencia el oficio. Las ánimas, tras acabar la misa, desaparecen. Y el testigo, a menudo, se queda encerrado hasta el amanecer… si es que vuelve a salir.

Un llamado desde la tradición

La Santa Compaña es un recordatorio del pasado, un llamado que sobrevive en la memoria colectiva. Ella nos habla del peso de las culpas, de la cercanía de la muerte y del miedo a lo inexplicable. Quizás por eso, aún hoy, en los caminos gallegos, algunos evitan salir de noche. Porque nunca se sabe cuándo puede pasar la Compaña… y si esta vez, vendrá por ti.


Quieres conocer un poco más de La Santa Compaña? Te dejamos el siguiente vídeo del canal TikTak Draw:



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