El Encuentro con el Diablo

Este relato le ocurrió a un hombre en su juventud, cuando creía que tenía todo lo necesario para sentirse exitoso en su vida.

El hombre cuenta que desde muy joven siempre tuvo una especie de suerte y fortuna en cada proyecto que realizaba. Recuerda que su primer negocio fue un bar en las cercanías de su casa y que en un corto tiempo, el lugar ya era el centro principal de reunión de la mayoría de caballeros del distrito.

Con las ganancias que le produjo el bar, decidió establecer otro local cerca, dedicado a la venta de carnes, e igual que el anterior, en un corto periodo de tiempo, el negocio le generó utilidades.

Sintiendo que se encontraba en una buena racha, tuvo la idea de establecer otra carnicería y con ello, mejorar su situación económica; y así en menos de un año, este joven que no llegaba a sus 25 años, poseía tres negocios que iniciaron de la nada y ahora le daban rendimientos para vivir de ellos.

Para cuando tenía 29 años, este hombre ya contaba con dos bares, cinco carnicerías, un restaurante y cinco casas de alquiler.

Recuerdo que para esa época me sentía el rey del mundo; no me preocupaba cuanto dinero gastaba en mujeres y alcohol, pero una noche recibí la visita de alguien que me dejó mudo y cambió mí vida por completo.

Pasé esa noche en uno de mis bares. Recuerdo que me encontraba con dos mujeres jóvenes y muy hermosas que había conocido esa misma noche. Estas damas se encontraban sentadas en la barra y su rostro me incitaban unos sentimientos de lujuria increíbles. Pronto me acerqué a ellas e iniciamos a platicar.

Las conversaciones se tornaron muy calientes y en un punto dado, una de ellas comenzó a tocar la pierna de la otra que andaba una falda muy corta, introduciendo su mano en sus partes intimas; eso me prendió mucho y mi cabeza perdió la razón.

Ordené cerrar el negocio, saldar las cuentas de todos los que se encontraban presentes y así tener el lugar sólo para mí y mis nuevas amigas. Mi mente no pensaba en las consecuencias económicas de mis actos, únicamente sentía el deseo de tener una noche loca y experimentar estar con dos mujeres al mismo tiempo.

En un momento, me levanté de la silla de la barra en la que me encontraba y me dirigí al servicio sanitario, ya me encontraba tomado y quería refrescarme el rostro que ya lo tenía adormecido. Al salir del servicio, las mujeres no se encontraban en el salón, supuse que se fueron al servicio también. Me senté y espere unos minutos pero no llegaron, así que las fui a buscar.

No estaban ahí. Me retiré a la parte de atrás donde estaba la cocina del bar y tampoco las encontré; revisé la caja registradora y aun tenía suficiente efectivo como para pensar que me habían robado. No escuché en ningún momento que abrieran la cortina que cerraba la entrada del bar. No tenía idea de lo que estaba sucediendo.

Me mantenía confundido y decidí salir del local. Al estar afuera, un hombre que podría medir casi dos metros, con un traje muy elegante y al que no le distinguí en ningún momento el rostro que se encontraba oculto bajo un sombrero, se encontraba recostado sobre mi vehículo; no le dije nada hasta que cerré por completo mi bar.

Cuando terminé de hacerlo, me le acerqué y le pregunté que qué quería, pero el sujeto solo se acercó a mi, ocultando su cara me dijo en una voz muy suave: 

"Sabes, no siempre le he dado a alguien tan joven todo lo que te he brindado... y podría darte aún más".

No me asusté, creí que era una broma de mal gusto la que me estaban jugando, así que le seguí el juego.

"Qué más me podrías dar? ya tengo dinero, negocios, mujeres y paz." Le dije.

Justo en ese momento, me dí cuenta que lo que estaba sucediendo no era una elaborada broma. El hombre se acercó más a mi, levantó su cabeza y mostró su cara, pero esta no se podía ver en absoluto, solo unos ojos azules y brillantes resaltaban.

El hombre me extendió su mano y me dijo "Lo que quieras, lo puedo dar". 

Rechacé su mano y le dije que no, mi cuerpo estaba completamente entumecido por el frío que había en el ambiente tenso. El sujeto recogió su mano y la guardo en su bolsillo, únicamente soltó la frase "Es una lástima, espero que tengas una larga vida... no es válido arrepentirse"

Pasada esa noche, mi vida cambió completamente: mis negocios comenzaron a tener pérdidas y poco a poco los tuve que cerrar; mis deudas se elevaron y el mantenimiento de las reparaciones de las casas de alquiler que tenía, hicieron que tuviera que venderlas una a una, hasta quedar sin nada, incluso el apartamento en el que vivía.

Pase varios años haciendo trabajos ocasionales y las relaciones sentimentales que tuve no funcionaron, las cuales siempre terminaban en malos términos. Así viví mucho tiempo, más de diez años.

Ahora me dedicó a hacer reparaciones en casas y con eso me mantengo, a pesar de tener un título profesional y hablar dos idiomas. 

Siempre he creído que el hombre que me visitó aquella noche era el mismísimo Satanás y quería mi alma a cambio de riqueza y poder. Sea la que haya sido, ahora ya anciano, no me arrepiento de mi decisión, aunque eso significara que mi vida haya sido una penuria desde entonces. 

Espero te haya gustado el relato y recuerda, si tienes una historia que quieras compartir, escribe al contacto y con mucho gusto la publicaremos. 

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